Llevo un año trabajando en la administración pública como auxiliar administrativo interino, después de haber seguido el pertinente proceso de concurso-oposición. Me formé como ingeniero técnico eléctrico en la UPV/EHU y estuve trabajando unos cuantos años en una pequeña ingeniería hasta acabar cansado y decidirme a opositar siguiendo los pasos pertinentes: sacar el perfil de euskera, inscripción en OPE, estudiar las leyes correspondientes, hacer los exámenes… Conseguirlo sin dejar el trabajo supuso un gran esfuerzo. Hace unos días, con motivo de la inauguración de una planta de embalaje, el lehendakari Urkullu reclamó “pagar bien a las personas por su trabajo, no sólo de manera digna”. No tardó la patronal guipuzcoana en pasar la patata caliente, trasladando el problema a la escasez y la carestía de la vivienda. Afirmación fuera de toda duda, pero también bastante escasa. Más recientemente la patronal alavesa, SEA, salta a la palestra quejándose del alto absentismo laboral. No soy analista experto en estos temas, pero si pagas mal y no tienes a gusto a los trabajadores, ¿qué puedes esperar? Curiosamente, mucha gente preparada, con estudios, compañeros en la universidad, conocidos... han seguido una trayectoria similar a la de un servidor y actualmente se encuentran trabajando para la administración en puestos nada relacionados con su formación. Hemos llegado a este punto tras adquirir formación y experiencia en el campo industrial y, sin embargo, nos resulta más gratificante y saludable trabajar en mejores condiciones. Por otro lado, la industria clama por la escasez de personal preparado y, al mismo tiempo, afirman que la recién terminada Bienal Internacional de Máquina Herramienta ha sido un éxito. Todo esto resulta, cuanto menos, paradójico. Saquen sus propias conclusiones. Quien ha escrito estas líneas las tiene muy claras desde hace ya tiempo.
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