“Estaba triste porque carecía de zapatos, hasta que vi a alguien que no tenía pies…”. Es decir que tras un drama, puede esconderse otro aún peor... Y los exabruptos de Abascal en Argentina ante su excéntrico colega totalitario, Milei, son inadmisibles en el concepto de democracia. Y en España, aunque a algunos les queme como cruz a diablo, funciona desde 1978… Hombre, se pueden colgar ropa, el teléfono, cuadros, plantas… Pero a un ser humano y por los pies, por mucho odio ideológico que se le tenga al presidente del Gobierno, porque su proyecto de país es diferente y tiene el apoyo de la mayoría ciudadana, queda feísimo, pese a que San Pablo eligiera esa posición al ser crucificado. Uno está ya habituado a contemplar zancadillas o filigranas políticas parlamentarias, firmadas por veteranos recobrados o extremos nuevos como Tellado: cada cual más irritante… Pero esta barbaridad Vox es insuperable y proporcional al pelaje del autor, sus propios palmeros o sus socios adjuntos de argumentos disonantes… PP condena el disparate, pero con cremita suavizante, no sea que se moleste la única pata que los sostiene, aunque sea mala pata. Lo que dijo Abascal es consecuente con la imagen que Vox transmite del gobierno de Sánchez: “Una dictadura encabezada por un tirano”. No te acostarás, sin escuchar una burrada más…