Son momentos políticos de tensión en los que se masca la tragedia del retorno de la ultraderecha al poder, aunque siempre se haya mantenido en el entorno del mismo. Algunos de quienes hemos sido leales a una opción política de corte democrático, humanista y fiel a sus ideas y a su pueblo, echamos de menos alguna declaración trascendente del señor Urkullu para motivar o simplemente dar a conocer su visión de gobernante en la actual situación. Tanta discreción en un presidente autonómico contrasta con la exagerada exposición pública de los que optan a marcar decisivamente nuestro futuro dentro del Estado español, atado y bien atado y más teniendo en cuenta el goteo de desprecios y allanamiento de competencias con el silencio como respuesta. La verdad es que no entiendo. E incluso prefiero no entenderlo, porque de lo contrario igual me llevo un disgusto.
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