Era día de mercado aquel lunes 26 de abril de 1937. Los bombarderos de la Legión Cóndor alemana, auxiliados a la vez por sus aliados italianos, masacraron sin piedad la villa foral de Gernika y posteriormente a Durango. Aquel primer bombardeo contra una población civil dejaría para las generaciones venideras un símbolo del horror y barbarie y, sobre todo, de la masacre. ¿Fue un bombardeo de terror o un experimento de guerra? Sea como fuera, aquella legión Cóndor Alemana del ejercito de Hitler, así como los italianos de Mussolini, fueron los aliados del ejercito sublevado, que con Franco a la cabeza, hacía poco menos de un año, se había alzado contra el legítimo gobierno de la II República. Se acusó falsamente a los gudaris del ejercito del entonces Gobierno vasco (aliado del Republicano) de haber prendido fuego a la Villa y haberla arrasado; como digo, la historia puso las cosas en su sitio). Un cuadro universal del pintor malagueño Pablo Ruiz Picasso retrató e inmortalizó en todos y cada uno de los personajes de su obra lo que allí sucedió. Gernika para siempre en la memoria, para historia de las generaciones venideras.