La transición ecológica hacia un mundo más respetuoso con el medio ambiente se complica cada vez más. El clamor inicial de los deseos de encuentro universal de la COP26, acabó transformándose “en un lavado de cara”, según jóvenes congresistas. La cumbre de Glasgow, opinan, les dejó “un sabor agridulce y no se adoptaron medidas más drásticas”. Los objetivos de encuentros precedentes no se han cumplido totalmente, y las limitaciones -aprobadas- de la disminución del uso del carbón, reducción de gases, calentamiento global, etc., son escasas. Los países más pobres se ven perjudicados económicamente. Pocas naciones y regiones invitadas “regresaron satisfechas”. La UE y Euskadi aspiran a la independencia energética y consideran vital el uso de las renovables, el verde, con el consiguiente empleo de los combustibles fósiles.