Vivir el presente no hace obligado olvidar el pasado. La crisis mundial sanitaria por la que venimos transitando y su deriva en la economía, en la que machaconamente, sobre todo la clase política y empresarial inciden, sin haber disipado el riesgo de salud que aún padecemos, motiva el que retrotrayéndome a un tiempo no muy lejano me recuerde cómo, auspiciada por el Gobierno vasco, se expandió más de una campaña con el lema-consejo Consumo responsable. Mira por dónde, que me da a mí que desde la misma institución se está potenciando el reclamo entonces empleado, con los mismos vocablos, pero en otro sentido: Consuma por responsabilidad. Claro está, qué fácil resulta emplear el término responsabilidad, tan triturado en esta crisis, sin tener presente que la ciudadanía no demandará ni consumirá, más que cuando se sienta segura y que difícilmente va a dotarse de confianza si debe entender, por ejemplo, que el balance de pobres ha sumado 700.000 casos, lo que eleva la cifra a 10,8 millones.