Mientras permanecemos parapetados en nuestras casas intentando que pase todo esto, comprobamos diariamente que hay miles de personas que están dando lo mejor para revertir la situación. Lamentablemente también hay personas tóxicas que no solo no colaboran a superar esta época caótica, sino que nos intentan desestabilizar como individuos y como sociedad. Cito como ejemplo de desprecio a la inteligencia al señor Iturgaiz, autor de un artículo lleno de falsedades y calumnias, mostrando muy poco respeto para quienes desde su responsabilidad política actúan en primera línea con mayor o menor acierto mientras él se mesa la barba en casita. Se me ponen los pelos de punta pensando en que este individuo tuviera hoy algún papel en la gestión pública, algo que por cauces democráticos está afortunadamente fuera de su alcance. Otro elemento tóxico es la institución monárquica, fuente de escándalos y de rapiña en épocas tan duras como la anterior crisis económica, aún no superada. Resulta insultante su actitud de ocultación del último fraude, detectado por otros estados, durante todo un año así como el teatrillo montado para presentarles después como ejemplo de eficacia y servicio con una fugaz visita a Ifema y unas cuantas llamadas a grandes empresas en busca de limosnas, mientras la fortuna del emérito valorada hace años por Forbes en 1.800 millones de euros, permanece a buen recaudo amparada por PSOE, PP Y Vox en comandita. Viendo a nuestro alrededor el dolor y el miedo tanto a la muerte como a la ruina de muchas familias, si al menos tras superar la tragedia conseguimos identificar y prescindir para el futuro de elementos tóxicos, algo habremos sacado en limpio. Que no nos engañen más.NOTA DE REDACCIÓN. Las cartas no deben superar los 500 caracteres y deben estar identificadas con nombre y apellidos de su autor, así como la dirección, teléfono y el DNI. DEIA se reserva el derecho a la edición.