Después de las elecciones municipales hemos visto cómo los que realmente deciden los gobiernos municipales, no son los ciudadanos que han acudido a las urnas, sino las cúpulas de los partidos políticos. Y ni siquiera los dirigentes de los partidos de los municipios, sino los dirigentes nacionales. ¿Es eso la democracia? ¿Dónde está el poder de decisión de los votos de los ciudadanos? Eso es puro mercadeo y un engaño. Es el sistema proporcional el que permite esto. Para que sean los propios ciudadanos de un municipio los que decidan de verdad a su alcalde, hay que utilizar el sistema uninominal a doble vuelta. Los dos candidatos que hayan obtenido mejor resultado en las elecciones (si es que nadie ha obtenido la mayoría absoluta), pasan a una segunda vuelta. De esta manera siempre habrá un alcalde elegido por mayoría absoluta, no habrá dudas, no habrá mercadeo, y tendrá toda la legitimidad de las urnas. Con posibilidad de destituirle. Los candidatos podrán ser de un partido o independientes. Y si en elecciones separadas elegimos a los concejales de barrio, controlarán al alcalde. Y defenderán los intereses de ese barrio; si no serán destituidos. ¿No es eso mucho mejor?