Las maneras de desafiar a la muerte son infinitas. Tantas como de perder la vida. Un pequeño fallo, la mala suerte y? C’est fini. Los escenarios no siempre son los mismos. Ciertos tipos de trabajos en fábricas, construcción, etcétera -hay que ganarse el jornal-, entrañan riesgos; qué le vamos a hacer. Aficiones temerarias, tales como salvar las cataratas del Niágara sobre un alambre o ir de rascacielos a rascacielos o hacerse selfis con animales salvajes (pésima idea) o balconing o qué sé yo, pues tres cuartos de lo mismo. Esto es más viejo que los arbustos. Pero como la cabeza de algunos no renuncia a inventar gilipolleces, resulta que han parido un nuevo modo prematuro para tomar café con San Pedro, asfixiándose ellos mismos con una cuerda, corbata o propias manos, que ya hay que ser mentecato a cualquier hora que marque el reloj. Shocking Game lo llaman, ya que en inglés queda menos garrulo. El objetivo es inducir al desmayo apretando la yugular hasta que la falta de oxígeno provoca una supuesta sensación de alucinación. Más tarde, si la gansada sale bien, se difunde por las redes. En eso consiste su maldita gracia. Las redes evolucionan con más velocidad que las leyes internacionales, en menoscabo de la justicia, indudablemente. Ojalá no llegue a Game over para algunos inconscientes?