La imagen que perciben los barakaldarras de la Fundación Miranda puede ser fantástica, muchas fiestas y eventos publicitados por la prensa, a ellas asisten personas destacadas de la política o de cualquier ámbito conocido por la ciudadanía. Sin embargo, para los mayores que residen en este centro no es todo tan agradable, la limpieza, la alimentación, la atención sanitaria, la atención directa en general han sufrido en los últimos años un deterioro considerable. Los abuelos se sienten vulnerables, la falta de personal, sobre todo en horario nocturno, crea situaciones de abandono por parte de la residencia.

Si la imagen de la Residencia Miranda no está basada en la buena gestión, desde mi punto de vista es un fraude.