Dignidad, unión y fuerza es ariete de las manifestaciones de jubilados que, en comunión, han decidido dar cara al indecente trato dado por parte de la administración, intentando convencerles que el 0,25 es una magnánima concesión por parte de quienes diciendo que miran por los intereses de todos, protegen únicamente sus sueldos y porcentajes que aumentan en niveles que nada tienen que ver con los ofertan al pueblo, sin un mínimo rubor. Durante demasiados años la gente ha creído que la casta política, autodefinida de altruista, de servicio, luchaba por ellos y adoctrinados en aquello de que por la paz una Ave María ha aguantado lo indecible.
Pero el cántaro ya no soporta más abusos y desbordado por la corrupción y la burla defendida y tolerada por el Estado, ha comenzado a recordar que la fuerza la tienen los votos y que ya basta de seguir aupando ciegamente a quienes no les necesitan más que para tener el poder que, una vez logrado, vuelve a gratificar solo a los poderosos, olvidándose de los más débiles que, como siempre, pagan los abusos y errores de los mandatarios, que repiten que todo va mejor que en años pasados. Olvidan decir que solo para unos pocos. Políticos, muchos; con vocación de servicio, pocos. Pues más vale tarde que nunca.