Informe PISA
Abundando en el informe PISA. No me extraña nada lo del informe que nos han asignado. He estado varios años de enseñante, no me he sentido a gusto con lo que veía, tanto en el plano humano, como en la eficiencia. No se miraba realmente que se enseñara. Todo estaba centrado en medrar, opositar, ascender, dar codazos, obtener “papeles” para entrar en más especialidades por los métodos que fueran. Jamás, repito jamás me describieron la satisfacción que conlleva enseñar y aprender. Era un avispero y las avispas tenían aguijón.
Es un error ocultar la dimensión estoica que el proceso educativo conlleva para ambos polos, tanto para el alumno como también para el maestro/enseñante . Tiene que luchar contra la tendencia a la comodidad, contra la pereza intelectual, contra el camino fácil y trillado. Es una tarea, la de educar, que exige control mental y exigencia, pues cada curso plantea sus dificultades y sus retos y la disciplina del trabajo exige tenacidad y también un gran dominio emocional.
En general no existía, lo busqué, pero no lo encontré. ¡Lástima! Había individualidades, es verdad, pero se diluían en ese mar de cosas mal hechas. No había estímulo si no “bailabas el agua”. Hacen falta verdaderas y abnegadas vocaciones y entonces hablaremos, mientras te escondas bajo la oposición ganada sin vuelta atrás y las prebendas para toda la vida, vamos a olvidarnos de calidad de enseñanza.
Santiago Santos Getxo