Tecnología y mente son herramientas de primer orden que pueden llevar al humano, a cotas más altas de sabiduría, o directamente a su autodestrucción. Y aquí entra en juego eso que llamamos consciencia, faceta no muy común en estos tiempos. Se estima que el 90% de nuestra actividad mental es subconsciente, o lo que es igual a decir que el 90% de nuestra vida la pasamos con el piloto automático. Piloto que, además, no ha sido programado por nosotros -salvo en una mínima parte- sino por nuestros padres, cultura, religión, etc. Ser conscientes de esto, y sacar a la luz todo aquello que nos mueve a hacer las cosas, todo aquello que nos limita o bloquea para actuar como realmente querríamos, es un reto al que no podemos negarnos.