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Incierto

El gusto en el vestir -incluso con corbata anudada al cuello- no garantiza la elegancia en las formas. El reciente debate televisivo entre los dos líderes de los partidos emergentes fue un claro exponente. Ambos, quizás asesorados por sus expertos en comunicación y para mostrar una imagen más presidenciable, cambiaron su estética informal por otra más formal, pero no sus modos. La acritud, falta de respeto, e inquietante desprecio mutuo que se mostraron -sin atisbo de generosidad- aburrió hasta la saciedad. Y es que, amén de que el hábito no hace al monje, sobran las huecas y ambiguas promesas para recuperar el electorado perdido en temas tan cruciales como Hacienda, Salud y Educación, por lo que el panorama de cara al día 26 se presenta cada vez más incierto.