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El ‘clan de los Pichis’

Es lamentable que nuestras instituciones solo se muevan cuando hay una presión vecinal o cuando un tema adquiere alarma social. Me refiero al conocido clan de los Pichis, instalado en el barrio bilbaino de Ollerías, que lleva años protagonizando conflictos sociales y actuaciones delictivas sin que nadie intervenga para poner coto a sus fechorías, lo que ha obligado a los vecinos a manifestarse, montar cuadrillas de vigilancia, con el riesgo que esto conlleva, e incluso a promover su expulsión de la zona mediante actuaciones judiciales. Ha habido tiempo y motivos suficientes para actuar, pero tanto el Ayuntamiento, la propia Diputación, por la situación de los menores implicados, como la Justicia han mirado para otro lado sin que les preocupara el sufrimiento de los vecinos afectados por el tema. Hasta ahora no ha habido un control serio de la situación, como se ha demostrado. Solo cuando el vecindario presiona o cunde la alarma social o la prensa local se hace eco repetido de los hechos y no es el primer caso en que esto sucede. Lamentable actuación de nuestros veladores que solo merecen el reproche de la ciudadanía.