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Panamá

La reciente revelación y difusión de esa interminable lista de vinculados a sociedades opacas en el paraíso fiscal panameño, ha destapado la caja de Pandora. Más allá de la enorme evasión fiscal que supone, la filtración demuestra negativamente como hay algunos que usan ese tipo de empresas pantalla para operaciones ilegales. Demuestra positivamente también que, en algunos países como Islandia todavía funciona la regeneración, el civismo y la democracia, dado que su primer ministro dimitió a las 48 horas de saberse que tenía una empresa en Panamá, justo lo contrario de lo que ocurre en nuestro país. Y es que, la extrema celeridad en dimitir de sus cargos de responsables públicos, tanto el primer ministro de Islandia como el presidente de Chile, cosa inusual por estos lares, da una especie de envidia sana.