El pasado día 10 de diciembre, en la cofradía vieja de Ondarroa presentaron la maqueta del futuro puerto el alcalde de Ondarroa, Iosu Arrizabalaga; la directora de Infraestructuras del Gobierno vasco, Almudena Ruiz de Angulo, y el arquitecto responsable de la obra. Hizo la presentación el alcalde, al que entendí que no le han dejado nada que decidir sobre la propuesta que le presentó Puertos. Arrizabalaga insistió en que solicitó que las barreras se retrasaran y que estudiaran el tema para el aparcamiento de automóviles. Además, otras cuatro personas presentaron alegaciones, para lo cual había veinte días a partir de la fecha mencionada. En estos momentos, más de las tres cuartas partes del puerto la componen edificios y almacenes obsoletos, la mitad vacíos, talleres mecánicos cerrados y otros locales ocupados para actividades que no tienen nada que ver con la pesca. Cuando se centralice todo en la lonja, ¿cómo quedará el resto del puerto?... Los puertos han de ser cuerpos vivos; surgen, crecen y mutan. Sabemos de la reorganización, reparcelación y reestructuración de Zorro-tzaurre. ¿Por qué no aplicar en Ondarroa lo mismo? Reformar y reubicar los edificios auxiliares de pesca... y “ubicar la lonja y todos los servicios que lleva incluidos el plan presentado; dicho plan tiene terreno suficiente para que sean adaptados dentro del puerto”. Así nos evitamos el impacto visual que, por muy bonito que lo puedan presentar, es un mamotreto... un hecho que será inolvidable. Cuarenta años del pasado en balde y un futuro a soportar.
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