La alarma saltó. Los socialistas acudieron a apoyar a Nicolas Sarkozy para evitar un dominio aún mayor del Frente Nacional. Ciertamente si respetamos el espíritu democrático habría que poner en valor la voluntad del pueblo francés expresada en las elecciones, en las que ha demostrado con su respaldo masivo al Frente Nacional que tienen un concepto diferente de la Francia multicultural que defienden los socialistas. En la urnas se percibe su hastío, no solo por el miedo al integrismo islámico sino por una política de inmigración fracasada, no por los atentados, ya que no hay que identificar terrorismo con inmigración. En las últimas décadas se ha generado un problema innecesario por falta de visión al permitir una política de inmigración descontrolada en vez de priorizar su integración. ¿Dónde han ido a parar los soldados de la Francia Libre, en su mayoría procedentes de las colonias del norte del África musulmana, que murieron al son de La Marsellesa durante la Segunda Guerra Mundial? Los tiempos han cambiado y es la hora de un cambio. Respetemos la voluntad popular. Respetemos a Marine Le Pen.