De seguir así, ETA va acabar en la página de los pasatiempos de la prensa diaria. Hace ya dos largos años que cesaron en la lucha armada y bajaron la persiana de sus instalaciones, dejando en ellas utillaje y otros enseres (armas y explosivos). Muchos presos y presas siguen encerrados y sus familias desesperadas y angustiadas de que toda este proceso toque a su fin; en sus manos está para que el estado de derecho sepa corresponder con generosidad y altura de miras. Ellos y ellas salieron de sus instalaciones como alma que lleva el diablo y ahora cada cierto tiempo emiten una soflama o comunicado en el que nos van dando pequeñas cargas de oxigeno. Las solicitudes que se realizan al mundo oscuro del terrorismo no es otro que reconozcan su error, condenen la situación en la que han tenido al pueblo vasco, y pidan perdón individual o colectivo al número de víctimas que han provocado. De la misma manera el estado de derecho debe pedir perdón por pasar la línea roja de sus atribuciones y haber contribuido a la creación de un terrorismo de estado que también ha provocado sus víctimas. Si unos y otros escenifican estos considerandos quizás podamos de verdad decir que esto ha finalizado. Dejen de aburrir, pues cuanto más tarden en liquidar las instalaciones y disolverse más irán quedando relegados a los rincones menos públicos de los medios de comunicación. Acierten por una vez y den el último paso y definitivo para que el pueblo vasco, de una vez por todas, pueda mirar al futuro con optimismo.
Juan Carlos Audikana. Gasteiz