Nos habla Pagola, gran cristiano, del culto al dinero, a una economia sin rostro y sin objetivo humano, en uno de sus admirables comentarios. Pienso igual, equivocadamente, que ese poder y ese dinero además de la corrupción, el todo vale, la moralina, el crear falsos ídolos politicos, sociales, económicos, deportivos y del corazón, y estar en auge en los medios de comunicación, tiene demasiadas repercusiones en nuestras vidas cotidianas. El ciudadano de a pie pinta menos que "cagaluto a la puerta del ayuntamiento". Igual es que no somos ciudadanos sino súbditos. Me parece que el pueblo catalán no puede expresar sus deseos de autogobernarse independendientemente, de un estado que consideran invasor y conquistador, que suprimió sus libertades, leyes y gobiernos. Me gustaría no mezclar política, razones de Estado, deseos de un pueblo, con el dinero y el poder, pero a veces pienso que esos ideales de unidad nacional española, o de creación de un Estado independendiente tiene demasiada importancia económico-financiera y menos patriotismo, de lo que ambas partes proclaman. Nuestro nuevo dios, el dinero, amparado por el poder democrático. ¡Que Dios nos coja confesados!