Querido Iñaki:
No sabemos si habrás llegado ya ahí arriba. Tú que eras creyente no tendrás de qué preocuparte. Se lo has puesto fácil a la fiscalía de Pedro: tu causa, sobreseída; no hay acusación. A lo sumo, una pequeña reprimenda sin importancia: aquello de los cuadros de algunos de tus predecesores que todavía deberían estar en el infierno, aunque también habrán sido perdonados por la infinita misericordia del que ahora es tu jefe. Has sido noble, bueno, directo, honrado, solidario, fiel y siempre has luchado por lo que tú creías: lo mejor para nosotros y nuestra villa. Algunos, los menos, te criticarán pero como tú bien sabías, ese es el juego de la política. ¡Qué harán ellos cuando les toque! ¡Ya veremos... ! Ahora que tendrás bastante tiempo libre, supongo que podrás, por ejemplo, llevar las cuentas ahí arriba: nunca metiste la mano en caja alguna. ¡Quién mejor que tú! Intenta enchufar a algún bilbaino y discúlpame porque ya sé que esto nunca lo hacías aquí abajo. Búscale a Erkoreka y enseñarles, entre los dos, cómo se hace el buen bacalao y se toman unos potes en cuadrilla. Pronto verás finalizado Zorrotzaurre y algunas cosas más que no vas a poder inaugurar, desde aquí, como así hubiéramos querido todos, pero estate seguro que cuando paseemos por la calle o avenida bilbaina del Alcalde Azkuna todos nos sentiremos orgullosos de lo que hiciste y de lo que fuiste.
Hasta siempre, buen alcalde.