El pase foral era la denominación de una facultad inscrita en el ámbito del Derecho foral del Reino de Navarra y las provincias vascas para no cumplir las órdenes emanadas de la monarquía española declarándolas nulas si atentaban contra su legislación propia, los Fueros. En Navarra inicialmente también se denominó "derecho de sobrecarta" y se usaba bajo la tradicional fórmula de "sea acatado, pero no cumplido".

Sin embargo, los sucesivos gobiernos de UPN habrían transformado la filosofía primigenia del pase foral, quedando constriñido a la política doméstica navarra como instrumento de UPN para esquivar las sentencias judiciales contrarias a su política de intentar enclaustrar al euskera en gulags cerrados y lograr posteriormente su extinción por inanición financiera.

Así, el SOS lanzado por la ikastola Ibaialde de Lodosa ante su asfixia económica y respondido por la Diputación de Gipuzkoa con la concesión de una ayuda de 24.000 euros, dejó sumido al entonces Gobierno de coalición UPN-PSN en una situación de desconcierto e incredulidad tras quedar en evidencia ante la opinión pública navarra su escaso o nulo interés por la supervivencia del euskera en la Comunidad Foral.

Miguel Sanz y Yolanda Barcina usarán pues sistemáticamente el pase foral en las sentencias judiciales a favor del uso, promoción y valoración del euskera para imposibilitar la normalización de su uso en la vida cotidiana de Navarra a pesar de las críticas realizadas por organismos como Euskaltzaindia y el Comité de Expertos sobre la aplicación de la Carta Europea de las Lenguas Minoritarias, de lo que sería paradigma el limbo alegal en que se encuentran Euskalerria Irratia y las emisiones de EITB en Navarra.

Germán Gorraiz López

Ochagavía