Los autores de una película que ridiculiza al profeta han sido condenados en ausencia a pena de muerte, menos mal que viven en EE.UU. No sé por qué tenemos siempre que ir directos al libro de expresiones políticamente correctas para decir lo que queremos decir. Se podría decir: es de mal gusto y ofende a una religión tan importante y rica en historia como es el islam la difusión de dicha cinta. Para eso están los políticos, condenar a muerte a unas personas por hacer una película, diga lo diga esa película. Es de no tener la cabeza en su sitio, quizá se han dejado la barba tan larga que no les llega la sangre a la cabeza. Si esto es un poco respetuoso y pido disculpas, pero quien se ofenda que no se crea en el derecho de condenar a muerte a personas por hacer una película.

El presidente de Egipto es producto de lo que digo, se le considera el primer presidente elegido democráticamente, y no ha tardado ni siquiera 5 años en querer dotarse de plenos poderes y calumniar a la oposición. Hasta que el pueblo árabe no supere el oscurantismo al que le ha llevado la interpretación actual del islam, seguirán sin la menor oportunidad progresar.