Contamos en Galdakao, por desgracia, con pocos vestigios de nuestro pasado como para poder prescindir de un puente románico sobre el Ibaizabal que cuenta con varios siglos de historia. Las obras de encauzamiento del río por parte de la Agencia Vasca del Agua URA deben tratar, por todos los medios, de preservar un patrimonio histórico y artístico escaso y valioso. Es nuestra obligación preservar lo que hicieron quienes nos precedieron. Pero es, sobre todo, una obligación moral con las generaciones venideras proteger lo que queda de la forma de vivir de los galdacaneses de otros tiempos.

Vivimos en la era de la técnica. Hemos llegado a la luna y nos comunicamos en tiempo real con gente que esta en la otra punta del mundo. Estoy seguro de que un puente que a aguantado guerras, inundaciones o procesos de industrialización a su lado puede, gracias a la técnica, mantenerse erguido como símbolo de lo que somos y lo que fuimos. Seguro que entre todos podemos salvar el puente de Mercadillo.