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Sana envidia

Las elecciones americanas con el resultado del triunfo de Obama, me llenan de sana envidia por diversas razones. En primer lugar me llena de emoción la naturalidad con que el pueblo americano nombra a Dios y el amor que sienten por su bandera, me parece fantástico que un afroamericano gane las elecciones por segunda vez, cuando los negros han sido víctimas de toda clase de exclusiones, marginación y desprecio hasta épocas muy recientes.

Me ilusiona que el voto femenino y el latino haya sido importante para que Obama sea elegido nuevamente. Me llena de sana envidia que el aspirante republicano rece por el vencedor, se apoye en su familia y predique el diálogo entre demócratas y republicanos después de la batalla y que le parezca fundamental trabajar juntos por el bien del país. Me parece envidiable la naturalidad y la espontaneidad con la que Obama, el recién elegido presidente, se dirija a su familia deshaciéndose en elogios hacia sus hijas y su mujer y no tenga el menor reparo en decir "Michelle, nunca te he querido tanto".

Para finalizar me alegra el triunfo de Obama porque según los entendidos en política, es bueno para nuestro país.