Último Lunes, todo el año

El Último Lunes, el del pasado 2011, volvimos al colapso en los accesos, aparcamientos y calles, el completo en los restaurantes y "la jornada más provechosa del año" para la hostelería en general. Para el resto de los gremios y sectores gernikarras, día festivo, más si cabe debido al puente del día 1 de noviembre (2011). Ese Urriko Azken Astelehena, que además no llovió, oficialmente fueron más de 120.000 las personas las que se acercaron a Gernika-Lumo.

Como en años anteriores, no faltaron los concursos en los apartados de hortalizas, frutas, miel-milflores, miel-brezo, txakoli blanco, txakoli ojo de gallo y txakoli tinto, flores y queso Idiazabal repartiéndose más de 3.000 euros en premios, mientras que en la tradicional subasta del queso ganador siempre se intenta superar al máximo pujador del año anterior. Pero que el evento del Urriko Azken Astelehena supere anualmente marcas en la subasta y número de visitantes es también algo tradicional. Como también deseamos suceda este año, si la crisis no lo chafa.

La masiva asistencia a esta y otras ferias es una muestra de la buena acogida de los productos del baserri. Sin embargo, a lo largo del año esa conexión comercial directa entre el colectivo productor y la población consumidora no tiene una continuidad salvo casos puntuales, como son los mercados semanales. Mientras esta relación no se potencie, estos eventos acabarán siendo algo folclórico y lúdico-festivo.

Porque la realidad y la situación a la que volvemos este martes es aquella que desde diversos estamentos se está propiciando, que la gran distribución acapare y sea hegemónica y omnipotente en la venta de alimentos. Los mercados locales que logran mantenerse con una periodicidad semanal son cada vez menos y más marginales, pues no cuentan muchas veces con el necesario apoyo del público. La organización, las autoridades y entidades colaboradoras debieran esforzarse en mejorar también estos aspectos, tanto de las ferias como del mercado tradicional semanal.