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Un llamamiento social

Escribo estas palabras por si pudieran facilitarme mediante la difusión de las mismas la posibilidad de realizar un llamamiento social. Un llamamiento a las instituciones de Acción Social, Lanbide, Etxebide y a las entidades que ofrecen apoyo a las personas en riesgo de exclusión social. Un llamamiento para que flexibilicen sus protocolos, para que las personas que verdaderamente nos encontramos a las puertas de vivir en la calle podamos encontrar un refugio, aunque sea temporal.

Me llamo Francisca, soy una bilbaina de la zona del Casco Viejo. Tengo 40 años y siempre he sacado adelante a mi familia, trabajando e intentando superar los baches, como todos, que la vida nos va poniendo. En esta época de la gran sonada crisis, a mi familia le ha llegado de una manera drástica, hasta el punto en que mi marido terminó su paro y yo cobro en la actualidad 391,00 euros. Partiendo de que tenemos la fortuna de vivir de alquiler en una renta barata para los tiempos que corren, 422 euros. Pero yo ya estoy sumida en la desesperación.

Hasta que nadie estamos realmente en las puertas de la pobreza, no sabemos lo que es. Mi hijo de 17 años ha tenido que dejar de estudiar este curso, porque no tengo ni para el metro diario, ni para libros. Nos está ayudando la gente cercana, voy al banco de alimentos y, por supuesto, comienzo a deber dos meses de alquiler, luz...

Lanbide me dice que no puede concederme la ayuda social porque mi marido tiene unas tierras en el pueblo y hay que venderlas. Me parece bien y justo, pero no tengo ni dinero, ni energía para ir al pueblo, para poner una fotocopia, para pagar el viaje al pueblo ni para nada. Me paso todo el día buscando salida, buscando trabajo y así se pasan los meses.

Me duermo todas las noches pensando que esto es un sueño, que estoy en coma y que un día despertaré y todo volverá a ser como antes. No podemos salir de la exclusión si no tenemos ni para ir en metro.

Comprendo los protocolos, comprendo los seguimientos, comprendo y acepto las normas, ¿pero no sería más efectiva la acción social de una entidad como Lanbide ofreciéndonos una ayuda, aunque fuera momentánea, para no acabar fuera del piso en el que estamos, en la calle o en una lonja y poder realizar los trámites en una situación humanamente más aceptable? Yo no puedo más.

¿No sería más justo que Etxebide, aparte del sistema de sorteo que utiliza, pudiera realmente ofrecer a las personas que verdaderamente nos encontramos en riesgo de exclusión un lugar para no terminar en la calle? ¿Realmente las personas que peor estamos tenemos manera de acceder a las ayudas? Por favor, necesitamos ayuda urgente.