Tras dos años de trabajo se ha vuelto a inaugurar Alameda de Mazarredo, y como residente en la zona quiero hacer varias observaciones.
La primera consiste en la falta del ascensor para el acceso a Abandoibarra, aparentemente proyectado al inicio, y que según parece no ha contado con presupuesto suficiente. Viendo la altura de las escaleras, parece difícil el uso por parte de un gran sector de población. También esperaba una solución más ingeniosa al profundo desnivel que se produce en la confluencia con Alameda de Recalde, casi convertida ya en el puente de La Salve. Además del aspecto estético, entiendo que hay un problema de seguridad para peatones y vehículos, a pesar de la falta de accidentes hasta hoy. Imagino que también será una cuestión técnicamente cara, pero parecía ésta una oportunidad única.
Pero lo que no puedo ni entender bajo ningún concepto es que prácticamente la totalidad de Mazarredo presente doble raya continua, y no cuente con un solo giro hacia el centro de la villa para quienes circulan desde Jardines de Albia hasta la plaza Euskadi. No es normal que tras dos años de trabajos, se ponga en servicio una calle del centro de Bilbao con un sentido que recorre un kilómetro, y seis manzanas en total, sin posibilidad de acceso al resto de las calles del Ensanche. No comprendo, en una ciudad con la orografía y escaso espacio como Bilbao, se haga circular de forma inútil durante un kilómetro a los muchísimos vehículos cada día. Con todo esto, se provocan sin duda infinidad de infracciones por giros peligrosos que comenzarán a producirse en breve. En este caso no hay excusa presupuestaria para resolver pronto el problema.