Aunque pase el tiempo y parece ser que este último, supuestamente, cure los males de las personas con su paso no lo logra en mi persona, al menos. Parece ser que la gente olvida que los que gobiernan nuestro municipio, al igual que el pequeño recodo de nuestra nación convertido en comunidad autónoma, provocaron daño al usurpar la voluntad del pueblo y ocupar el sitio que la supuesta democracia dio a los que se vieron arrinconados en un lugar llamado oposición. Pero no, señores gobernantes, no se olvida tan fácilmente, y a los que los designios populares nos importan y mucho, no podemos resignarnos y caminar cómodos como ustedes pretenden.
Esto es una cuenta atrás para la normalización de esta anteiglesia, nacionalista por antonomasia, aunque su alianza antipopular insista en que Gorliz va bien. Había decidido esperar a tal normalización pero es que la altura que ha cogido su arrogancia es ya recalcitrante. Vaya manera de recabar la alcaldía, a mí me sonrojaría, pero para poder reflejar ese sentimiento se debe portar otros que a mi juicio ustedes ni de lejos poseen. Ahora, muchos comprendemos esa apatía por la juventud en el plano político. Ahora, entendemos el valor que se le da a ciertos políticos de postal, del que claro que se aprovechan, por supuesto. Se me culpará de oposición terca, algo así como la demagogia del poder, y es cierto soy culpable.
Les vendría muy bien una lección de moral, esa ciencia que se ocupa de las malicias de las acciones humanas, o una dosis de moralidad, que es la conformidad de los actos con los principios de lo antes definido. No pretendo ser sutil ni original, simplemente exaltar sus carencias como gobierno y, claramente, como personas, o por defecto claro.
Lo único que deseo es que la sociedad aborregada en la que vivimos se dé cuenta del error que cometieron ustedes al sentarse en un sitio que no les pertenece ni por asomo, que no es otro que tomarse la libre elección democrática popular de Gorliz como si de una broma se tratase. A mí, desde luego, llegar de esa manera no supondría victoria alguna.
Terminaré con un breve comentario sobre un escrito que apareció pegado en el cristal de mi portal, prohibiendo alimentar a los gatos debido a su proliferación, esos que nos mantienen libres de ratas y especies carroñeras. Seguiré alimentando a estos pequeños felinos y no como pataleta, simplemente por humanidad y por agradecimiento de su labor, óptima. Mejor hubiera hecho en mandar podar las encinas que piden a gritos tal acción, a fin de evitar que sus ramas superfluas saquen algún ojo a algún ciudadano de la misma anteiglesia que hegemoniza. Eskerrik asko ta bai, Gorliz Gehituz beti.