La vil actuación de algunos cargos electos del PP ante la escultura del primer lehendakari del Gobierno vasco en la República, José Antonio Aguirre y Lekube Jauna, fue una provocación execrable y repugnante. Tienen un complejo ante el hecho diferencial vasco, mantienen una añoranza y nostalgia del dictador Franco y sólo se pueden manifestar con actitudes fascistoides, como lo hacían sus antepasados de la falange.
No soy vasco, baina euskalduna bai, nire aberri moduan Euskal Herriari maitetzen eta zentitzen dut. Por eso, entiendo lo que pueden sentir los vascos ante tamaña afrenta. Pero, como dice el refrán, no hace daño el que quiere, sino el que puede. Saben que no tienen nada que hacer, cada vez menos, que no van a doblegar los sentimientos ancestrales de este pueblo, por eso se comportan como unos auténticos h.p. (hipócritas peperos).