La podredumbre ética es capaz de superarse a sí misma en las mentes de algunos. Si ya provocaba escándalo que la matanza de Gaza se soslayara con memes sobre balnearios disfrutados por los que la estaban protagonizando, ahora llega de sus creadores la propuesta de hacerse ricos a cambio de no matar de hambre a otros seres humanos. A Netanyahu se le ha ocurrido que la ayuda humanitaria que sus tropas impiden distribuir sea controlada por éstas y protegida mediante la seguridad privada de contratistas estadounidenses. El hambre ajena llenaría bolsillos y crearía empleo mercenario. Un éxito.