El arrogante, insultante y desvariado presidente de los Estados Unidos tiene un plan. No digo que no sea, como aparenta, un chulo de bar de alterne, sino que lo es con intención. A él le ha ido de miedo para ser un triunfador tras cada fracaso. Ya ha logrado que los que quieren ser como él, jueguen a elevarse sobre las cabezas de votantes irritados. A estos les da lo que quieren: un matón que puede hacer lo que quiera. Pero lo más sibilino es que consigue que medre el discurso de combatirle haciendo lo mismo. Ese combate sin reglas es lo que le hace ganar. No piquemos.
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