EL título de esta canción de los asturianos Ilegales, que tuvieron su momento álgido allá por los ochenta, viene como anillo al dedo a la situación que en los últimos tiempos nos toca vivir como sociedad.

La incertidumbre siempre ha sido consustancial a la actividad empresarial, y los empresarios desde siempre han tenido que hacer frente, y lo han hecho con gran esfuerzo y tesón, a crisis tales como la del petróleo en los 70, la reconversión industrial de los años 80, la crisis económica de 1993, la más reciente crisis financiera, y por último la pandemia derivada del Covid.

Por tanto, estos antecedentes y la evolución histórica y empresarial podrían permitirnos manifestar que “tiempos salvajes” y complicados ya se han vivido y superado con anterioridad. La diferencia hoy día, quizá, podría radicar en la aceleración de este tipo de situaciones, que parece nos acechan cada vez con mayor recurrencia y rapidez. En estos “tiempos nuevos” parece que salimos de una y nos viene acto seguido otra.

Estamos viviendo tensiones geopolíticas sin precedentes desde el fin de la guerra fría, centros de decisión y poder que están pivotando hacía el este, una guerra que se ha desatado incomprensiblemente en pleno siglo XXI en Ucrania, crisis energética, incrementos de costes y escasez de materias primas, una inflación desbocada, la consiguiente subida de tipos y el incremento del coste de la deuda, etc.

Verdaderamente, si analizamos el contexto actual, estos nuevos tiempos son ciertamente “salvajes”.

A partir de ahí, creo con toda humildad, y sin ánimo ni pretensión de dar consejos a nadie, que toca trabajar y gestionar lo que depende de nosotros. Lo demás, nos vendrá dado. Ya lo decían los ilegales en la canción a la que hago referencia, “levántate y lucha, esta es tu pelea, levántate y lucha, no voy a luchar por ti”. Ciertamente, creo que nos toca trabajar a cada uno de nosotros, y creo que así lo está haciendo el empresariado, las pymes y los autónomos en general. Nadie va venir a trabajar por nosotros. Nosotros hemos de mover la primera ficha, y cada uno dentro de sus posibilidades tendrá que dar lo mejor de sí para superar la situación en la que estamos inmersos. Tal y como ha tocado hacer siempre en la actividad empresarial.

Sentado que toca mover ficha, ello no implica que todo lo tengamos que hacer solos. Es más, soy de la opinión de que siempre es bueno preguntar, contrastar, colaborar, cooperar, y dejarse ayudar u orientar por otros que puedan aportarnos experiencia y/o conocimiento. No hay que tener miedo ni vergüenza de pedir ayuda o consejo.

Recientemente, tuve la suerte de asistir al acto de entrega de la segunda edición del premio Arizmendarrieta en la Universidad de Deusto, donde se premió a la empresa Salto Systems, a Javier Roquero y todo el equipo que conforma la empresa, por haber implementado y trabajado internamente los principios y aprendizajes del Modelo Inclusivo Participativo de Empresa (MIPE), que promueve la fundación “Arizmendarrieta Kristua Fundazioa”. Se habló de ética, de coherencia con los valores fundacionales, de participación, de transformar nuestras empresas para trasformar la sociedad, y como cierre se habló de cooperación.

Pues bien, cooperación en su sentido amplio es también un ingrediente que va a favorecer esta travesía por el desierto, y considero que va a ser del todo conveniente, por no decir imprescindible. Cooperación a nivel interno en cada una de nuestras empresas, en la búsqueda de sinergias internas y compromiso por parte de toda la organización. Cooperación externa, entendida como cooperación con otras empresas y organizaciones que puedan ayudarnos a crecer, a transformarnos, y a llegar donde solos nos sería difícil llegar. Igualmente, cooperar puede consistir en dejarse orientar o ayudar por quien tiene algo que aportarnos, y en su caso, incorporar a la toma de decisiones de nuestras empresas a personas externas que puedan ayudarnos y acompañarnos en los retos que se nos avecinan.

Por último, y no menos importante, cooperación puede ser aprovechar el ecosistema público-privado que tenemos en el país, donde, sin querer olvidarme de nadie, contamos con el respaldo de las instituciones públicas y privadas, sus programas de apoyo y ayuda, vías de incentivación fiscal, el trabajo de diferentes agencias de desarrollo comarcal, Centros Tecnológicos y de Emprendimiento, Cámaras de Comercio, Asociaciones empresariales, entidades financieras, y la propia Elkargi, cuyo principio fundacional, hoy plenamente vigente, es ser compañero de viaje o “bidelagun” de sus socios.

Todos vamos a cooperar y ayudar al tejido empresarial, y si no sabemos cómo, ya encontraremos a quien sepa hacerlo. Ahí nos va nuestro estado de bienestar, por lo que todo el ecosistema va a empujar y cooperar.

Como decían los ilegales “nadie va a luchar por ti” pero si estás dispuesto a “luchar” y “trabajar” no tienes por qué hacerlo solo, este territorio, cuenta con múltiples personas y agentes que pueden acompañarte en esa lucha, para sobrellevar y superar estos nuevos tiempos, tiempos salvajes.

* Responsable Empresa Familiar Elkargi