SE acaba de desatar la crisis del cubito. Escasean las existencias, y el suministro corre peligro. Debe ser que ahora el hielo también se hace con cereales de Ucrania y se le da más consistencia con gas ruso. En algunos bares cunde el pánico y empieza el racionamiento. Los almacenes se han vaciado, y Díaz Ayuso ya está pensando en convertir el Hospital Zendal en una fábrica de hielo. Claro, la gente enfría cubatas por encima de sus posibilidades y pasa lo que pasa, que los precios escalan y escalan en una curva inflacionista, y la bolsa va camino de los tres euros. ¡Cachis! Parece que nadie podía imaginar que en verano aumentaría la demanda. “La semana que viene el tema va a empeorar y va a ser criminal”, amenaza el gurú de la cosa, y a la sazón, jefazo de Procubitos Europe. A ver, que alguien invente rápidamente el frigorífico congelador y la cubitera, que la peña está desesperada. Urgen unos vídeos en Youtube para que la gente aprenda cómo solidificar el agua. Faltan cubitos en los súper, ergo vuelan los calippos. ¡Ojalá pudiera fabricarse en casa!, dice un chaval sin materia prima para el botellón. “Pues ya verás cuando tengáis que poneros a hacer hielo a 27 grados”, le contesta Ribera. ¡Qué desastre! Es que si no falta hielo, falta aluminio para los barriles o vidrio para las botellas. De verdad les digo que no sé cómo vamos a sobrevivir sin un triste gin-tonic que echarnos al gaznate. No sé a ustedes, pero a mí, esta noticia me deja helada. l

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