N la aventura de la creación televisiva se puede dar el salto mediante la innovación en un entorno conservador, o saltar al vacío por temeridad. Tres de cada cuatro proyectos fracasan al poco tiempo. Andreu Buenafuente y Berto Romero han dado el salto por partida doble: dejan la televisión convencional para emitir por HBO Max y han transformado en audiovisual un formato de radio que durante una década era un éxito en la Cadena Ser. Nadie sabe nada a base de palabras, lenguaje corporal y la más complicada de las artes, la improvisación, sin ningún chiste a la española.

El producto resultante es de una densidad absoluta y lo mejor en entretenimiento de nuestras pantallas, capaz de no darte un respiro de risas y sonrisas por ocurrente y satírico. A Andreu y Berto les vale un plató pequeño y unos pocos espectadores jóvenes para ofrecer un espectáculo de contenido único. En su primer episodio alcanzan el cénit creativo con la propuesta de “poesía etimológica”, versión contemporánea de las Greguerías de Ramón Gómez de la Serna, aquel que escribía que “la leche es agua vestida novia”. Buenafuente se atreve con cigüeñal, que define como “el émbolo del movimiento” y el estraperlo como “la necesidad hecha comercio”. ¿Es improvisación? No, amigos, la improvisación en la tele es cómo dices cosas originales que ya habías pensado. Los dos humoristas vienen del castigo de la censura en Movistar+ y este suceso cruel les ha hecho más libres y audaces.

Al otro lado, en el salto al vacío, está el subproducto Sálvame Mediafest, extensión del estercolero de Telecinco Sálvame Mediafestque ha puesto a berrear y danzar como simios a la menguante tribu tertuliana que devora a diario la dignidad humana. Parte de todo eso es ahora nuestra Adela tras ser abandonada por ETB. ¿Cómo se rehabilita uno de la libertad de menoscabarse?