IN un buen reguetón, no somos nada, miamol. Ni personas ni sociables. Aunque el karaoke satisface nuestra creatividad artística. Pero si nos faltan ambos a la vez y, además, la comida navideña de la cuadrilla no puede realizarse en un restaurante con otros 70 u 80 comensales ajenos, 3.000 años de civilización se nos van por el sumidero. Así lo sugieren los jueces del TSJPV que piensan que, si a un no vacunado se le niega el acceso a la disco, "se puede afectar al desarrollo de la personalidad, esto es, uno de los pilares del orden político y de la paz social". Mira qué tontamente llega el fin de la civilización.