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Biribilketa

Iñaki González

Cuentas al peso

ÓMO se mide la voluntad de acuerdo en una negociación presupuestaria? Seguramente, al peso. Esto es: cuánto está dispuesto a enmendar una parte y a dejarse enmendar la contraparte. Porque, más allá de los grandes discursos sobre principios y cosmogonía sociopolítica, ninguna oposición le gira el timón del modelo sociopolítico a un gobierno que ha tenido el respaldo suficiente para ser investido. No hay liberal que le desmonte el entramado público a un socialdemócrata ni marxista que le tumbe la estructura fiscal a un socialcristiano. Así que, cuando se agota el postureo, la auténtica voluntad de acuerdo se mide en kilos: los que suman las enmiendas y las contraofertas.

Al margen de la postura del PP -que acudió a pedir que en Euskadi gobierne Isabel Díaz Ayuso o al menos sus políticas y hasta ahí llegó-, Elkarrrekin Podemos ha querido pisar fuerte con una modificación del proyecto de presupuestos por importe de unos 500 millones de euros. Por su parte, EH Bildu cifró en 118 millones sus demandas y las acompañó de propuestas políticas cuya expectativa era que se cumpliera el principio descrito en el párrafo anterior.

Pero menudo susto se han llevado en la coalición porque esas propuestas no fueron rechazadas por el consejero Pedro Azpiazu sino asumidas o concretadas con procedimiento para su futura gestión. Salvo, eso sí, las colaterales relativas al sector audiovisual al Consejo de Administración de Lanbide. ¡Ah!, y la renta básica a los menores de 23 años. Pero lo sustancial, -alquileres, salario mínimo, mejoras en Osakidetza, ayudas de emergencia social, etc- se acordaría sin problema.

Todo ello con un detalle que a veces pasa desapercibido, los 118 millones en enmiendas al presupuesto vasco de 13.100 millones equivaldrían a enmiendas por 4.130 millones en los del Estado. Y, a Sánchez, algo me dice que le van a apoyar las cuentas por mucho menos. Al peso, la comparación es clarificadora.