NTRE los anglicismos que nos cercan surge el del nombre como activo y la posibilidad de San Mamés como soporte publicitario, que no es lo mismo que hacerlo en camisetas, que hay tantas como un equipo de fútbol y campo solo tenemos uno. Esto de la industria deportiva, más industria y más deportiva, nos hace añorar los tiempos de antaño cuando los deportistas venían de abajo y el fútbol, tras ser patrimonio de las élites inglesas, fue el deporte más democrático del mundo. Ahora tenemos salas VIP, partidos los lunes por la noche, modelo de negocio y el naming.