IENE que quedar claro que el proceso de paz vasco es inusual y atípico en el marco temático de resolución de conflictos étnico nacionales o sociales. Hasta se podría decir que rompe modelos. En la totalidad de los conflictos violentos el estado y la insurgencia reconocen que hay un conflicto entre ellos que debe ser resuelto a pesar de fracasos en el intento de dialogo. Hasta el conflicto israelí palestino que quizás sea uno de los conflictos mundiales mas duros y complicados del siglo XX, y que aún no ha llegado a resolución, hay un reconocimiento de conflicto entre las partes a pesar del fracaso de negociaciones. Es decir, que las partes en disputa reconocen que el conflicto persiste y las partes continúan negociando o directa o indirectamente a través de terceras partes. Israel mismo hasta el momento actual entiende que el conflicto no se resolverá con una victoria fulminante. Eso no quiere decir que Israel esta dispuesto a concesiones. Pero lo que si esta dispuesto es al dialogo, obviamente bajo sus condiciones. Podrá ser criticada o no tal posición, pero la apertura al diálogo está latente a pesar de fracasos anteriores.

En el caso vasco, el Gobierno español, luego de los fracasos en varios intentos de negociación, la última en 2006, entendió que la única solución posible era la derrota definitiva de la organización ETA. Cuando, antes del encuentro de Aiete, tuve la oportunidad de encontrarme con representantes del ministro Rubalcaba durante el gobierno socialista de Zapatero, oí algo que me sorprendió y era que el Gobierno español entendía que esta vez ETA era muy seria en su propuesta de fin de la violencia. También entendían que no iba a haber ninguna demanda política como sea el derecho a autodeterminación por parte de ETA, exigencias que complicaron los diálogos anteriores. Los pedidos esta vez estarían solo relacionados con el acercamiento de los presos de ETA al País Vasco, algo que a primera vista me resultaba como exigencia mínima, totalmente relacionada con los derechos humanos. A primera vista, me parecía una negociación fácil para el Gobierno español. Sin embargo, la respuesta fue clara. No habría aproximación en ese tema fuera de lo que estaba estipulado por la ley. La actitud empeoró con el Gobierno del Partido Popular. La apertura lograda en la conferencia de Aiete avalada por la comunidad internacional y aceptada por ETA, que ya confirmaba su decisión unilateral de acabar con la violencia, no fue respondida por ningún gobierno español. Ni siquiera el proceso de desarme, contó con el monitoreo del estado español, algo que suena inédito y quizás inconcebible

Lo que quedaba era lo inevitable, y que se fue dando con el tiempo, y que es una de las particularidades del conflicto vasco. La unilateralidad. Era claro que para ETA era muy difícil de digerir esta unilateralidad, que no permitiría ningún progreso en el tema de los presos. Sin embargo, lo que se hizo fue intentar sacar petróleo de la piedra. Aunque la esperanza de la bilateralidad no se perdió, a lo primero que había que llegar era a la democratización del País Vasco, y la vuelta a legalidad de Sortu y el comienzo de un proceso que continúa hasta ahora que es el de la reconciliación dentro de la sociedad vasca que de ninguna forma se podría ni pensar si ETA no daba por sellada la violencia.

Lo que queda por hacer es aún muchísimo, pero el diálogo dentro de la sociedad vasca es quizás aún mas importante que el diálogo con España. Demuestra más que nunca un periodo de maduración en el proceso de autodeterminación. En cierta forma, es como que una sociedad soberana a pesar de no serlo, a través de sus organizaciones sociales, como el Foro Social, a través de su gobierno y partidos políticos y a través del acompañamiento de medios internacionales, comienza un diálogo de reconciliación consigo misma. Muchos verán esto con justa razón como muy poco y obviamente, el próximo paso deberá ser la bilateralidad con España focalizada en la solución al tema de los prisioneros. Mientras tanto sin embargo, el dialogo social interno en el marco de la unilateralidad, si es que lleva a buen puerto, será una las contribuciones importantes del conflicto vasco. Y me animo a decir un paso más a la autodeterminación política a la que muchos aspiran.

* Politólogo y forma parte del Grupo Internacional de Contacto