L ambiente preguerra civil sigue enrareciéndose. El panorama se adorna con el bloqueo de la renovación del Poder Judicial en lo que constituye uno de los episodios más deleznables de la Transición. El fondo de la cuestión es que la minoría (las derechas políticas y mediáticas) no acepta la legitimidad de la mayoría (los demás). Mientras tanto, los que deben gobernar viven en estado de escaramuza sin tener en cuenta, uno y otro, que no cuentan con la mayoría suficiente para imponer sus políticas, incluidas las ocurrencias. Todo esto en medio de una pandemia que no cede y que está mostrando lo peor de algunos. Con un sector de jóvenes (no "la juventud" ni "los jóvenes") que, amén de creerse inmortales, ha decidido poner en peligro a sus prójimos.

Lo más urgente, y por lo que nos afecta, es vacunar a la totalidad de la población vasca a partir de los 4 años, y comenzar a vivir con cierta tranquilidad a partir de octubre. Superar el 80 por ciento de la población protegida.

No es menos urgente completar lo recogido (tal y como se aprobó) en la Ley Orgánica 3/1979, porque de esto, del respeto escrupuloso al sistema de Concierto y de otros acuerdos ya firmados, depende el respaldo del partido mayoritario vasco a los Presupuestos Generales del Estado (PGE). En este sentido, las ocurrencias del delegado del Gobierno español, Denis Itxaso, no ayudan demasiado a tranquilizar a quienes llevan 42 años esperando que el partido del delegado cumpla sus compromisos. En este caso, no se puede acusar al PNV de "impaciente".

Hay otras cuestiones que proyectan nubarrones sobre el futuro inmediato. Por un lado, ese afán recentralizador por parte de ambos (dos) socios del Gobierno central, invadiendo competencias exclusivas, en este caso, de las comunidades vascas. Volvemos a la vieja historia de intentar gobernar desde la "mayoría central" cuando no se tiene la "mayoría vasca". Ocurre que, en esta ocasión, no existe una "mayoría central" suficiente.

La tercera urgencia tiene que ver con la economía. Arantxa Tapia ha señalado con bastante precisión cómo debe ser el futuro: "Industrial, digitalizado e intermodal". Y esto, claro, unido a la exportación y la internacionalización. Con ese espíritu, se han diseñado los proyectos que han sido presentados a la Unión Europea dentro del programa Next Generation. La cuestión es que el control depende de la Comisión Europea y del Gobierno central, lo que no es muy tranquilizador.

Al PSOE -y su mayoría absoluta- le debemos tres hitos que marcaron la década de los 1980 y parte de los 1990, y el tercero la historia hasta hoy, algo, por cierto, que impide que se cierre la "transición" en Euskadi. Los dos primeros hitos fueron, por un lado, la (desastrosa) negociación para el ingreso en la entonces Comunidad Económica Europea y la reconversión en clave de sigla (partidista), lo que, por ejemplo, no impidió el práctico desmantelamiento de la industria pesada (y pública asturiana) y de la metalurgia vasca. El tercer hito tiene que ver con el pertinaz bloque del Estatuto, hurtando a la ciudadanía vasca los derechos que en este se recogen.

No resulta muy tranquilizador el que sean los responsables de la "reconversión" quienes decidan sobre el asunto de los fondos. Que sin duda se hará desde una perspectiva ideológica-partidista y "redistributiva". Lo de la "redistribución" me recuerda los tiempos en que Franco cerró la verja de Gibraltar dejando sin empleo a centenares de trabajadores del Campo de Gibraltar: eran pintores, carpinteros, camareros, empleadas domésticas, barrenderos... El caudillo ordenó construir una gran instalación petroquímica en el Campo de Gibraltar que no necesitaba pintores, carpinteros, camareros, empleadas domésticas o barrenderos, así que tuvieron que llevar especialistas de otros lugares, vascos incluidos. Lo de los fondos mineros bien merecería una tesis por cuenca. Cientos de millones destinados a reconvertir las cuencas mineras apenas han dado fruto. El dinero se ha perdido en polígonos industriales vacíos y empresas frustradas, y en ocurrencias varias. En Asturias, por ejemplo, proliferan los museos de la minería: el del Entrego, el Ecomuseo Valle de Samuño, el Museo de la Siderurgia de Langreo, el Pazo San Luis, el centro de Experiencias y Memoria de la Minería, los pozos San Luis, Sotón o Fortuna o el Archivo Histórico Minero... Aquí, claro, no se incluye el Museo de la Mina de Arnao. En fin, ya veremos.

Hay, claro, una serie de urgencias sociales, como la de establecer las bases de un fondo complementario de pensiones, incorporándolo a la negociación colectiva, buscando una fórmula para que se puedan sumar al mismo los autónomos. Hay sectores, como Podemos, en contra. Protagonizaron un intento de reventar el fondo Geroa de Gipuzkoa, intento que fue rechazado, entre otros, por ELA, LAB, UGT y CCOO.

La oposición vive en otro mundo. Lo del PP es de traca. Casado es capaz de decir una cosa y la contraria sin despeinarse. Acusa al PNV de no utilizar el Concierto para bajar los impuestos, mientras que acusa a los vascos de pretender que los demás les paguen las pensiones, para a continuación decir que los nacionalistas quieren romper la "caja única". El PNV y la inmensa mayoría de los vascos están por el cumplimiento sin matices del artículo 18.2. b del Estatuto. Luego, está esta tendencia a ir de sufridor por la vida. En los últimos diez años, el PNV ha sufrido 36 veces más ataques que el PP. EH Bildu no acaba de romper con el pasado. Al mismo tiempo, es incapaz de reconocer tanto las urgencias del país más allá de tácticas y estrategias para el corto plazo como asumir su papel de fuerza minoritaria. La falta de iniciativa la sustituye con el comodín del "nuevo estatus".

Esperemos al otoño. Eso sí, sin bajar la guardia.

* Periodista