terrenalizafake news

Con lógica social, la prensa destaca, por ejemplo, que la pandemia se controla mejor en países dirigidos por mujeres. De hecho, entre los premiados IgNobel de educación médica no figura ninguna mujer gobernante. Ellas lo están haciendo mejor.

Con esa misma lógica, hoy toca destacar la decisión del presidente de un país pequeño, pero de importancia geoestratégica e ideológica significativas en el liderazgo mundial, el Vaticano. En un decreto sin precedentes, el Papa, Obispo de Roma y Sumo Pontífice espiritual, pero también presidente administrador humano de un país terrenal ha decidido rebajar un 10% el sueldo de sus cardenales (príncipes) que ganan más de 5000€/mes, un 8% a jefes y dicasterios (ministros) y un 3% a religiosos y trabajadores laicos de base. Evidentemente lo tienen más fácil que el resto de los humanos, por aquello de que mujer e hijos no sufrirán el recorte salarial. Además, a quienes más cobran se les congela el plus de antigüedad.

Todo porque este año recaudarán 213 millones, un 20% menos que el curso pasado y, lo que resulta mucho más interesante, porque así podrán garantizar los puestos de trabajo. No me imagino a los purpurados agradeciendo esta decisión a Francisco, que con este decreto parece seguir la senda del santo que le prestó su nombre, san Francisco de Asís, "comienza haciendo lo necesario, después lo posible y de repente estarás haciendo lo imposible". No sé si al actual inquilino papal le dejarán pasar a lo posible, porque lo imposible está en el evangelio y dudo que aspire a ello el Vaticano en esta vida terrenal.

Pero como soy ciudadana de aquí y no de allí, miro de reojo por la mirilla de sana envidia lo que el bueno de Bergoglio ha comenzado haciendo: lo necesario. La deuda española ronda el 120% del PIB: literalmente impagable, hemos hipotecado nuestra siguiente generación. Aquí congelaron in extremis la subida salarial a parlamentarios, pero no a ministros, consejeros de comunidades, altos cargos y mucho menos a su miríada de asesores (estómagos agradecidos, manifiestamente innecesarios la mayoría) que pululan como zánganos de uso único en todas las administraciones, y cuyo número lejos de aminorarse se acrecienta legislatura tras legislatura. Cierto, suben ligerísimamente el IRPF a sueldos altos y a grandes patrimonios y limitan al 0,9 % la subida a funcionarios, al 1,8% la RGI o el SMI a 950euros. Migajas frente a lo que podría reducirse el costo de la administración pública si se hiciera la rebaja socializada posible de sueldos a quienes más ganan, como Bergoglio manda.

Claro que en este catolicísimo país se escuchan los sermones de mosén, pero se practican poco sus prédicas.