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Mesa de Redacción

La derecha cainita

ISTÓRICAMENTE el adjetivo cainita ha ido ligado a la izquierda española. Desde los tiempos de la Guerra Civil, la división y diferencias de opinión y criterios entre socialistas, comunistas y anarquistas marcaron negativamente el devenir de la contienda ante una derecha unificada en Franco y apoyada por los regímenes nazi y fascista de Hitler y Mussolini. Desde el regreso de la democracia y hasta hace cuatro días, esa derecha ha vivido agrupada en torno a unas siglas. Primero fue Alianza Popular. Después el Partido Popular le tomó el relevo. Manuel Fraga, un superviviente del régimen franquista, lideró la primera. Tras unos años de disputas, José María Aznar se hizo con las riendas de la derecha española y la guio hasta La Moncloa y de allí a la foto de las Azores y las mentiras de la guerra contra Irak y sus "armas de destrucción masiva" nunca encontradas. George Bush y Tony Blair pedirían luego perdón, algo que Aznar, demasiado soberbio para todo, todavía no ha hecho. A su alrededor reunía todo lo que no sonara a socialdemocracia. Hasta que Ciudadanos emergió por un supuesto centro de la mano de Albert Rivera y Vox reventó por el lado más carpetovetónico, con Santiago Abascal al frente. Ahí se acabó el monopolio y comenzaron unas divisiones que esta semana les han reventado a los populares en las manos. Y lo tienen tan mal que confían su presente-futuro en Isabel Díaz Ayuso. Caín ha cambiado de bando.

jrcirarda@deia.eus