O deja de maravillar la facilidad con la que eso que llaman posverdad se ha implantado en la naturaleza misma de la política. Manipular los hechos está feo; componer una realidad alternativa como única estrategia de acción política es suicida para la democracia. No, no hablo de Trump; hablo de Teodoro García Egea (PP) que agarra por las hojas el rábano de la Fiscalía General tratando de aparentar que Bruselas duda de la imparcialidad de Dolores Delgado. Oiga, que no. Que el informe sobre la Justicia cuestiona que Moncloa, cuando han estado ustedes y ahora que está el PSOE, nombre al fiscal.