SÁNCHEZ confesó hace unos meses que no podría dormir tranquilo con Podemos en el Consejo de Ministros, pero el tsunami que se le viene encima con decisiones de infarto, cruzadas y al límite amenaza con no dejarle dar ni una furtiva y nerviosa cabezadita hasta su investidura. Entre los amigos, los amigos de los amigos, algún compadre de conveniencia, los justicieros que se arrogan un papel de jueces que no les corresponde y los rivales que han jurado no darle descanso, el líder socialista va a acabar exhausto. Y eso, antes de empezar. No le arriendo la ganancia.