Hoy habrá amanecido un nuevo Día de la Marmota. Como el protagonista será el euskera, mejor lo denominaremos Muxarra Eguna, aunque dado que los protagonistas del círculo vicioso al que nos enfrentamos son los habituales españoles de pro (y contra), mejor adaptaremos la expresión a su idioma y lo dejaremos en un simple y llano vuelta la burra al trigo. La película Groundhog Day dio pie a que la expresión Día de la Marmota se convirtiera en una forma de referirse a la repetición de acontecimientos sin solución de continuidad. Una de las víctimas atrapadas en ese carrusel que se pone en marcha cada cierto tiempo es el euskera. Hoy los lectores de algunos diarios españoles de pura cepa se habrán desayunado con un nuevo intento de polémica en torno a la lengua vasca y los derechos de los euskaldunes, que enfrentarán, así por la cara y retorciendo argumentos al gusto, con los derechos de los castellanohablantes. No tengo una bola de cristal para saber lo que publicará al día siguiente la competencia, pero años de oficio me han llevado a conocerla mejor de lo que se conoce ella misma. La cuestión es que un nuevo decreto da libertad a los ayuntamientos para que normalicen, atendiendo a sus particulares realidades sociolingüísticas, el uso institucional y administrativo de las lenguas oficiales. Y como el ladrón cree que todos son de su condición, algunos ya ven que habrá imposición del euskera, esa misma con la que ellos sueñan (y han practicado) con el español.