eSTABA todavía frotándome los ojos con la surrealista entrevista al jugador del Real Madrid Gareth Bale quien, entre otras delicias, aseguraba que no sabía el 99% de lo que ocurre con el Brexit -aunque a él le afecte directamente- y que desconocía quién es el primer ministro británico -tampoco se pierde mucho, la verdad-, y va y sale la última perla de Javier Tebas. Sí, ese votante de Vox y exmilitante de Fuerza Nueva en que los clubes de Primera y Segunda división de la liga han delegado para que gestione el maná de las televisiones. Para el amigo Tebas, los problemas de Estado no son la educación, el empleo o la cuestión territorial, por decir algo. No, estamos todos muy equivocados. Para este exfalangista, todo eso está muy bien, pero cuestión de Estado es... la fecha del clásico entre el Barcelona y el Real Madrid. Sí, recuerdan ustedes, ese partido tan trascendental que tiene que ser visto en Asia y Oriente Medio -como si no tuvieran otros problemas- se debería haber celebrado el pasado sábado pero, tras la sentencia del procés, este ultra que preside LaLiga sintió terror a que el Camp Nou se tiñera de amarillo y gritara en favor de los presos políticos y la independencia, lo que por otra parte ya hace en el minuto 17 de cada partido. Y, como hombre de mando que es, Tebas exigió suspender el encuentro. Ahora es un problema de Estado que elijan fecha y hora que le venga bien... para que se vea en la otra punta del globo.
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