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Estabilidad y personas

La consistencia del gobierno de Bizkaia se concibe, bajo el liderazgo de Rementeria, como herramienta de un proyecto de sociedad avanzada en que necesidades y aspiraciones de cada vizcaino hallen cobijo

LA estabilidad como marco, las personas como meta. La investidura de Unai Rementeria en su segunda legislatura al frente de la Diputación Foral de Bizkaia y la presentación posterior del equipo que le rodeará en el gobierno de nuestro territorio histórico se enraízan en el acuerdo que posibilita dar continuidad a las políticas que han resituado a Bizkaia tras la crisis económica y, como resultado de las mismas, reforzar la cohesión que ha venido definiendo a su sociedad. Así, las políticas de desarrollo económico, de impulso de la industria, de innovación y desarrollo de los servicios avanzados, la apuesta por el talento en el doble sentido de generarlo y atraerlo... que fueron ejes centrales de la actuación foral durante los últimos cuatro años -y que se especifican con afán de continuidad en el acuerdo entre PNV y PSE que dotará de equilibrio y consistencia al gobierno de la Diputación durante los próximos cuatro- se conciben herramienta de un proyecto común como sociedad avanzada en el que las necesidades y aspiraciones de cada vizcaino deben hallar cobijo. Porque ese es el objetivo. Se trata de seguir creando empleo y dotarlo de calidad como garantía de desarrollo personal -y en consecuencia del territorio-, de incrementar y mejorar unos servicios públicos que ya cuentan con un alto valor añadido, de mantener y mejorar la atención a los colectivos más vulnerables, de apostar por la igualdad y permanecer vigilantes en su consecución diaria, del reto sostenido de la movilidad sostenible, de mantener a nuestro pais y nuestra cultura, impulsándola en todas sus expresiones y especialmente a nuestro idioma, el euskera, como parte de nuestra pecualiaridad y atractivo. Y, por supuesto, de proteger frente a las amenazas externas y extender en lo posible el alcance de los mecanismos de la foralidad, fiscalidad incluida, sin los que todo ello no sería posible. El propio Rementeria vino a definir ayer ese compromiso con el desarrollo social y humano como “la tercera revolución” en esa Bizkaia que él, durante la campaña, dibujó con los colores que la definen en su diversidad, una revolución que acompañe y despliegue hacia todos los vizcainos los efectos de aquellas que nos convirtieron primero en referente industrial y luego en modelo cultural y museístico, también turístico.