Evitar la inestabilidad electoral
La ley sobre víctimas de abusos policiales necesita acelerar el paso para evitar que el ciclo electoral en ciernes la convierta en objeto de cruce de reproches y se vea salvaguardada de lo que venga detrás
LA proximidad del ciclo electoral, especialmente de la renovación de las cámaras del legislativo español y la subsiguiente puesta en marcha de una nueva legislatura y un nuevo gobierno, recomienda que materiales legislativos especialmente sensibles se adelanten a cualquier escenario posterior. Tal es el caso de la ley sobre víctimas de abusos policiales entre 1978 y 1999, cuya tramitación se va a acelerar para obtener su aprobación antes de la campaña de las elecciones generales. Resulta indicativo del estado de la política española que una norma de estas características, susceptible de alcanzar un consenso que ronda el 90% de la representación social en el Parlamento Vasco -con el único desmarque previsto del Partido Popular- esté sometida a urgencias por el riesgo evidente de que esa representatividad pueda ser obviada y sometida en instancias políticas y judiciales externas. Todavía ayer, el presidente del PP, Pablo Casado, sostenía públicamente su rechazo y oposición a esta norma y a su equivalente navarra, lo que anticipa el tratamiento que recibiría por parte de un eventual gobierno de la derecha. Por ello, el nuevo articulado pactado por PNV y PSE, que propició a Pedro Sánchez la retirada del recurso presentado por el Gobierno de Rajoy, debe ser ratificado en pleno en las próximas semanas para facilitar el archivo definitivo del asunto por parte del Tribunal Constitucional antes de que un eventual gobierno español hostil suspenda su aplicación vía nuevo recurso. La negación de una realidad como la de la violencia padecida después de 1978 no se sostiene más que por la voluntad de construir un relato manipulado de esa realidad. Cerca de 400 ciudadanas y ciudadanos vascos son susceptibles de acogerse a la reparación que determina la ley y esto habla por sí solo de una herida abierta a la que no cabe dar la espalda. Mientras Casado y el resto de fuerzas de la derecha sigan anclados en su obsesión por ocultar ese dolor y manipular en paralelo el de las víctimas de ETA -como estas mismas les están reprochando cada vez más severamente- estarán inhabilitados para dar lecciones de convivencia en Euskadi. Afortunadamente, la sociedad vasca viene dando sus propios pasos en la dirección del mutuo reconocimiento. No se ha llegado aún a la estación término, pero ninguna manipulación externa lo va a frenar ya.