Cospedal desnuda al PP de Casado
El escándalo de la reunión entre la exsecretaria general de los ‘populares’ y Villarejo y la falta de reacción y decisión del líder del partido evidencian la falsedad de la pretendida regeneración ética
LA última filtración de grabaciones que el excomisario de Policía José Manuel Villarejo realizó durante su actividad delictiva corrupta por la que actualmente permanece en prisión es un nuevo capítulo -a buen seguro no será el último- de la lamentable situación de escándalo permanente en la que se encuentra la política -y sus derivadas económica, mediática y judicial- en el Estado español. Pero tanto el caso concreto referido a la que fuera secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, como sus circunstancias y las reacciones que está suscitando dentro y fuera del partido son de una gran trascendencia y deben tener consecuencias, como mínimo políticas. En primer lugar, la conversación que mantuvo Villarejo con la número 2 de los populares, nada menos que en su despacho de la calle Génova y con la inexplicable presencia de su marido, Ignacio López del Hierro, en la que -según las grabaciones ahora filtradas- el policía le informaba sobre diversas investigaciones e incluso operaciones policiales que se estaban llevando a cabo dentro del caso Gürtel, revela un hecho gravísimo. La investigación sobre la trama corrupta del PP quedaba comprometida, ya que era perfectamente posible que los posibles afectados fueran avisados de antemano, con la posibilidad cierta de destruir o desviar pruebas. Y, como mínimo, quien era número 2 del partido calló e incluso ofreció a Villarejo hacer “trabajos puntuales”. Pero, además, este escándalo tiene la virtualidad de dejar al descubierto la falsedad de la pretendida regeneración del PP de la que alardea su nuevo líder, Pablo Casado. El propio presidente popular ha guardado durante tres días silencio absoluto y ayer pasó de puntillas sobre el asunto. En esta cuestión es clave el hecho de que Casado le debe a Cospedal el logro del liderazgo del PP, ya que recibió su decisivo apoyo en las primarias, con la correspondiente compensación por la que la exsecretaria general forma parte de la nueva Ejecutiva. Es, por tanto, un torpedo en la línea de flotación del supuesto “compromiso de ejemplaridad, transparencia y rendición de cuentas” con “los afiliados” del que alardeó Casado ayer y muestra que el PP no puede huir de la corrupción que anidó en su seno. La inacción del líder popular al mantener a Cospedal en la dirección es la prueba de que en términos éticos, el nuevo PP se mantiene igual que el viejo.