Trump, diplomacia a corto
La ruptura del pacto nuclear con Irán tiene un componente económico y un afán populista, pero no analiza las consecuencias en la credibilidad de Estados Unidos o el aumento de la desconfianza de la UE
LA decisión de Donald Trump de retirar a Estados Unidos del Plan Integral de Acción Conjunta o pacto nuclear que el gobierno presidido entonces por Obama rubricó con Irán en julio de 2015 en Viena junto a Rusia, China, Francia, Reino Unido y Alemania solo puede originarse en la concepción errónea y supeditada a la utilización económica del poder político que ya había mostrado el presidente de Estados Unidos. Es evidente que la salida del pacto tiene un claro ingrediente económico que se refleja en la cotización del petróleo estadounidense: con la retirada de las sanciones tras el acuerdo de 2015, Irán se había convertido en el tercer exportador de la OPEP y la ruptura ha supuesto que el precio del crudo Texas, de referencia en Estados Unidos, aumente un 17% y supere la barrera psicológica de los 70 dólares por barril. También mantiene la pugna comercial con la Unión Europea (UE), cuya industria -incluida una parte de la vasca- estaba siendo la principal beneficiada de la apertura comercial con Irán. Pero no es el único motivo. Trump, además, contenta a Israel y Arabia Saudí, sus principales aliados en Oriente Medio, preocupados por distinto motivo ante la creciente influencia iraní en la región. Y, last but not least, en la decisión hay un componente populista. Trump alimenta el tradicional recelo de la sociedad de Estados Unidos respecto a Irán desde la revolución de los ayatolás y la crisis de los rehenes tras la toma de la embajada en Teherán -de noviembre de 1979 a enero de 1981-, coincidiendo con nuevas revelaciones de conexiones y pagos de magnates rusos antes y en la campaña electoral que investiga el fiscal especial Robert Mueller (con el añadido de la oportuna liberación por Corea del Norte de los tres surcoreanos con nacionalidad estadounidense). Sin embargo, Trump traslada a su presidencia la costumbre de sus negocios a corto plazo sin analizar las consecuencias a futuro de la pérdida de credibilidad diplomática de Estados Unidos, y en el sistema de relaciones internacionales por la ruptura de un acuerdo que, según el OIEA, Irán cumple en todos sus aspectos; así como el impulso a la radicalidad en el régimen iraní, palpable ya en la declaración del líder supremo, Alí Jamenei, en detrimento del aperturista Rohani y sus implicaciones en la paz global; o el hecho de que su decisión avive la ya notoria crisis de confianza con la UE a raíz de las diferencias comerciales.